viernes, 19 de junio de 2009

El gozo de hacerse gozar


Alberto Ruy Sánchez, cuya literatura admiro y disfruto enormemente, lanzó en el Face Book una solicitud a sus lectoras, de apoyarlo con una historia, opinión o testimonio, acerca de la masturbación femenina, sobre el que moderará una mesa redonda en el Festival Malpensante, en Bogotá, Colombia. Me pareció una exclesa oportunidad para reflexionar sobre un tema del que nunca había escrito, y que nos concierne a todos los seres humanos, y en este caso en particular, a las mujeres.

A estas alturas de la vida, es decir, cuando uno vive en el barrio de los 40 y sus alrededores, bien haríamos en desterrar los tabúes en torno a la sexualidad. Por sanidad, y porque de lo contrario se nos puede pasar la vida sin descubrir el enorme gozo de gozar. Ser un mamífero trae consigo la posibilidad de la sexualidad; en el caso de los mamíferos más evolucionados, de la sexualidad gozosa. Y sólo en el caso de los seres humanos, de la sexualidad paralela al amor, y de la sexualidad conciente que pueden llevar, incluso, a experiencias místicas (i.e. Taoismo). Y esta condición humana también trae consigo la posibilidad de amarse y procurarse placer a uno mismo. ¡Qué maravilla!

De modo tal que les comparto aquí mi reflexión al respecto de este tema tan rodeado de tabúes, que hasta suena fuerte, por más natural y bello que sea: la masturbación.

Tocar el propio cuerpo, conocer su textura y accidentes, percibir su aroma y su sabor, descubrir en el territorio que nos forma paisajes inexplorados, darse placer a una misma y encontrar nuevos caminos para escalar, cada vez más, el gozo de sí, es una forma de darse amor, caricias y aceptación profunda.

En mi opinión, debería de ser un legado que se traspasara de madres a hijas con orgullo y con urgencia. En vez de urgir a una hija a aprender a hacer sopa, a planchar o a sonreír aún cuando no tiene ganas, para ser cortés y bonita, debería de urgírsele a aprenderse a sí misma, a desarrollar su capacidad de hacerse gozar a solas, a descubrir el enorme placer de quedar agotada de éxtasis autoprovocado, a su ritmo, a su paso, siguiendo sólo su deseo e instinto.

Con ello, honraríamos la belleza de cada cuerpo, en su unicidad irrepetible; honraríamos la sexualidad sin inútiles tabúes; honraríamos el derecho al placer; honraríamos incluso, la tan temida soledad, como una oportunidad para un encuentro amoroso con una misma.

Con ello también fortaleceríamos la autoestima, el sistema inmunológico, el buen ánimo, la alegría, la seguridad al momento de compartir la intimidad con otro ser, al tener bien claro lo que deseamos, lo que nos gusta, y la capacidad que tenemos de obtenerlo por nosotras mismas, y por tanto de hacérselo saber a la pareja. ¡Serían mucho más fáciles y placenteros los primeros encuentros! (y los segundos, y los terceros….)

Masturbarse es un regalo, una oportunidad de conocerse, un acto de amor a una misma, un deleite que, al igual que la sexualidad compartida, sólo puede provenir de la divinidad, por su belleza y por ser un puente inequívoco hacia la conciencia y el infinito.

4 comentarios:

  1. Que buen tema Lilyán, y en verdad nos deberían de niñas enseñar a gozar nuestra sexualidad, ¿Pero cómo pedirle a las mamas de antes que hablaran de algo que ellas no sabían? ¿Qué era un tabú?

    Nadie nos dice, toma un espejo y revisa tu cuerpo, tócalo, tu cuerpo es bello, creo que ni con amigas hablas de masturbación femenina, con el paso de los años, la experiencia y el conocimiento tal vez te puedas sentar con amigas y platicarlos, entre risas y pudores que aún arrastramos.

    Lo que pienso es que las nuevas generaciones disfrutan más y saben más, ¿Por qué? Porqué tienen mamas que hablan con ellas, que saben que no es pecado y esas cosas que solo estorban para un vida sexual plena.

    Muy buen tema, abrazos

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  2. Señora!

    Me levanto y me quito el sombrero... Qué manera de expresar algo tan íntimo y tan gozoso... Me encantó la frase: "Con ello, honraríamos la belleza de cada cuerpo, en su unicidad irrepetible; honraríamos la sexualidad sin inútiles tabúes; honraríamos el derecho al placer; honraríamos incluso, la tan temida soledad, como una oportunidad para un encuentro amoroso con una misma" Me sumo a ello y te reitero mi admiración: ¡Bravo Lilyán!

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  3. Menospausas, Martha Ilián,

    Agradezco su visita a Multiplikhada, y sus comentarios sobre este tema tan lleno de sombras y anonimatos...

    Un beso.

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  4. Si la autosatisfacción, de autoentrega, de amor a mí misma, es una posibilidad maravillosa

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