sábado, 23 de agosto de 2008

Paradojas: si regresa, tampoco es tuyo.


Si amas algo, déjalo libre. Si regresa, es tuyo. Si no, nunca lo fue. 


Es lindo ese aforismo, ¿no? Pero es falso. Lo tuve a la mano toda mi vida, hasta hace poco. Cuando logré expresarlo de otra forma:


Si amo a alguien es porque soy libre.
Ese alguien también es libre.
Si ese alguien a quien amo se va, es porque es libre.
Si regresa, es porque es libre.
Si no regresa, es porque es libre.
Si lo recibo de regreso, es porque soy libre.
Si no lo recibo de regreso, es porque soy libre.
Nunca fue mío ni lo será.
Nunca fui suya, ni lo seré.
Y cuando ambos elegimos estar juntos, nos acompañamos en nuestra libertad.


Por obvio que parezca, llegar a estas afirmaciones ha sido todo un proceso. Largo y doloroso. Porque si es difícil entender y asumir la libertad propia, lo es más todavía, comprender y respetar la libertad del otro.


Lo que me parece paradójico es que, aunque vivir desde esa perspectiva una relación de pareja da menos certezas, también da más seguridad. Cuando un ave que se fue regresa, y caes en cuenta de que después de todo, puede volver a irse cuando quiera. Y que así como esa ave puede irse, puede irse también todo lo demás, no te queda más que asumir que lo único que no ser irá de tí eres tú misma. Y comienzas a construir la seguridad desde adentro, la compañía propia... ergo, aunque hay menos certezas de lo que el otro hará o dejará de hacer, tu seguridad personal crece.



La otra paradoja es que, a veces, esa fortaleza termina por vincular... Así somos de contreras.



2 comentarios:

  1. Creo que elegiste un buen ejemplo, frases como esta, nos la repiten hasta el cansancio, las escuchamos una y otra vez, por diferentes voces, a lo largo de nuestra existencia.
    Y sin embargo responden a una vision limitada del amor, vivir y amar en el ejercicio de nuestra libertad, requiere despojarse de frases como esta, cuestionarlas y replantearlas.
    Me gusto el replanteamiento que te hiciste, aunque yo no le daria tanta fuerza a la posesion.
    La impermanencia y el desapego se encargan de recordarnos de la ilusion de las representaciones que nos hacemos de la realidad.
    Saludos y felicidades por ese replanteamiento amoroso.

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  2. Gracias Cuestionar! Esta vez no me sentí tan cuestionada.... :-)

    Ten una buena semana!

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