jueves, 2 de octubre de 2008

El bosque

Descubrí que mi ser tiene la forma y la profundidad 
exactas que llenan mis vacíos, Lilyán ¡¡2006!!

Y ahora, viene el bosque. Llegué a su orilla, estamos frente a frente. Todavía no doy un paso hacia adelante, aún no me he adentrado, y ya siento su obscuridad, veo su frío... Me da miedo, sí. ¿Y qué? Voy a cruzarlo con miedo o sin él, voy a cruzarlo porque ya es urgente que lo haga, ya no puedo -no quiero- esperar más.

Estos bosques, los de las limitaciones, de las dependencias, de los rencores que atan, de las confrontaciones con una misma, de las propias y más recónditas verdades, son bosques ineludibles e intransferibles. Sólo yo puedo cruzar mi bosque. Nadie puede hacerlo por mí, ni siquiera conmigo. Es un bosque individual, lleno de mis propios dragones... de los más míos, de esos que me he encargado de alimentar y hacer crecer con los años; de esos, que al evadirlos, he cuidado como si fueran algo preciado. Tal vez lo eran. Tal vez necesitaba a mis dragones como guardianes de mi tempo, de mi ritmo personal. Probablemente han estado ahí para que no me adentrara al bosque antes de tiempo, antes de estar lista. Y creo que ya lo estoy.

Llevo algunos meses soltando costales inútiles y pesados de expectativa, de apariencia, de autoengaño, de autoestima minada, de mediocridad, de conformismo, de resignación. Se han ido quedando en el camino, como un camino de migas que me recuerde los senderos ya andados, por los que no quiero volver. Con este paso, ahora más ligero, me siento capaz de caminar con más decisión, de saltar ágilmente sobre mis propias limitaciones, de atreverme a conocer veredas nuevas y arriesgadas e, incluso, si fuera necesario, de levantar el vuelo -he estado ensayando- para sentir el viento de la libertad de ser yo misma alborotando mi pelo, y volver siempre a tierra firme, para no olvidar que pertenezco al suelo, a la tierra, al barro cocido con que estoy hecha, mujer de carne, hueso, pensamientos y sentires, mujer de corazón de rítmico latido, mujer de pasos largos, mujer que se mira y se gusta.

Un paso más y estoy adentro, bosque. Un paso más que ya no puedo dejar de dar, aunque no lo de. El proceso se echó a andar, y tiene vida propia. Mis piernas se mueven a voluntad, y también empujadas por el tiempo acumulado en que tanto te he pensado, bosque.

Mis brazos extendidos ya te tocan, ya sienten la neblina gélida, la brisa picante, los claros de luz intermitentes, la vida ahí adentro -porque también hay vida en el lado obscuro que se enfrenta-, la promesa de que no eres infinito.

Ya voy, bosque, a poblarte con lo más frondoso de mi misma: mi deseo de aprender a ser feliz conmigo.

4 comentarios:

  1. Volví de nuevo a este bosque-mujer de tu escrito, que texto tan bello. He conocido personas sumamente inteligentes que al escuchar poesía se llenan de un éxtasis pleno que desborda neblina y tormenta en sus ojos complejos. Los he visto perder su mirada y llevar su consciencia a través de metáforas plenas de vida. Los he visto sufrir al sentirse impotentes de enfrentar las alegóricas imágenes que nunca solventan sus mentes lineales. Los he visto sedientos por ver y tocar los poetas, ávidos de mil elogios, y he aprendido que no es la lisonja educada o prudente que suelen dictar de manera encubierta sino que realmente sienten la vasta apetencia de dar sus halagos, de estrechar la mano, de dar un abrazo. Seres lúcidos capaces de enfrentar las ecuaciones de sus vidas, trabajo y problemas, pero tristemente incompetentes de crear un poema que pueda volar y besar con sus alas un mar infinito o que pueda posarse siquiera a la vera de un bosque. Y es ese mismo talento mental quien destierra una inútil envidia convirtiéndola en palabras afectivas. Por otro lado, Lilyán, he tenido en mis manos poemarios indigentes que resbalan de mis manos y que sólo el amor al concepto de libro me conlleva a conservarlos. Tu texto, Lilyán es un hermoso poema capaz de doler en el alma y dotarla de cinéticos impulsos por entrar a ese bosque que describes como nadie. Óyelo bien, como nadie. Tu poema es en sí una medusa enfrentando al Perseo de la vida, es un homenaje que recorre paralelo a un desafío, porque en esas palabras tan tuyas exaltas valiente un contexto sublime: tu condición de mujer. Ahí anida tu fuerza y es en esa exaltación donde el bosque se sabe perdido. A lo largo del poema tú misma cercenas los vagones del pasado repletos de aquello que lastra tu tiempo y tu cuerpo y tu vida. Llegas como una gacela a las orlas del bosque, llegas valiente. Sabes que es tiempo de entrar a ese bosque que ha estado esperando tus pasos por toda tu vida. Sabes que es un bosque peligroso que ofrece aventura, pero ya no le temes, es ineludible que lo cruces porque sabes que es ante todo tu bosque. Y lo haces desnuda, sin armas, sin pústulas vanas que mermen tu paz y tu mente. El bosque te observa, te reta, te estudia, sabe que puede vencerte y por tanto te teme, porque al ser inmortal sabe bien que una gota de llanto pudiera dolerle y vencer a sus lobos. Cada palabra es un paso profundo, todo tu miedo se va desgranando, toda enramada te ofrece un sendero, ya el bosque ha cedido y te sientes ligera, bonita… mujer.

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  2. Fausto, Poeta, Amigo de Poesía,
    A veces me asusta todo lo que puedes ver en mis palabras. ¡Me hiciste llorar! Y no es la primera vez... y sí, soy chillona, pero ¡no tanto! Te agradezco tanto tus palabras... ¡benditas palabras! Las siento como un manto invisible que puedo echarme a la memoria para cuando el frío del bosque arrecie. Gracias, de verdad aprecio lo generoso que eres con tus pensamientos...

    Un abrazo desde esta orilla del bosque....

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  3. Claro que estas lista no solo de entrar al bosque, si no hacer que tu bosque florezca con tu amor a ti misma y el deseo de saberte viva y radiante en el.Te acuerdas cuando por primera vez llegaste a Paris y me comentas en una cartita que te sentias temerosa y orgullosa de conocer esa bella Ciudad, y te respondí que quien debia de estar orgullosa de conocer a alguien era Paris por que habias llegado Tú, quien nunca se agotara de estar orgulloso soy Yo de ser tu Papá,ya diste los primeros pasos, el bosque es tuyo.
    Papá.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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