domingo, 3 de mayo de 2009
Gardenias
A veces nos visita el pasado. Como esta mañana en que, distraídamente, caminé por el jardín y de pronto me encontré envuelta en un aroma dulce que me llevó a otros tiempos. Eran las gardenias perfumando mi mundo. Porque esto es mi mundo, cada espacio de tierra donde pongo mis pasos, cada instante de viento que aspiro mientras vivo, cada trozo de cielo que mis ojos capturan, cada grito de gozo de Renato, cada abrazo efusivo de Sabina. Pero esta vez, las gardenias inundaron todos mis sentidos. Pude sentir su aroma, sí, pero también lo terso de sus pétalos, y su belleza discreta, como de luna lejana. Y su sabor acidito y azucarado, y su elegante manera de existir, asomadas ahí, desde su arbusto, o flotando sin ruido en una alberca.
¡Quiero volver a Fortín de las Flores!
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