miércoles, 20 de enero de 2010

Ahora me hace llorar

Bellísima foto desde Paso de Cortés el 18 de enero de 2010, tomada por Arareko

¿Tendrá algo que ver con el barrio en el que vivo o soy yo? Vecino de década de vida, sácame de la duda. ¿Te pasa a ti también que ahora te emocionan más algunas cosas que antes no te emocionaban? Me sucede en especial con la belleza.

Sí, siempre he sido chillona. Pero antes me hacían llorar de impotencia -y por supuesto, lo siguen haciendo- las noticias de injusticia hacia los más débiles, o las terribles tragedias como la que viven en estos días Haití y sus ciudadanos. También podía llorar de emoción o de tristeza con las películas de amor, o humedecérseme los ojos de ternura con los anuncios de bebés o de viejitos.

Pero hoy quiero reflexionar sobre esto que me hace sentir la belleza en este tiempo. Me es difícil contener las lágrimas y  no sentir un nudo en la garganta cuando veo una luna llena y cristalina, un crepúsculo violeta o una montaña imponente despertando con la luz del sol. Me es casi imposible no contener el aliento cada vez que mi mirada se topa con el impresionante paisaje de mis volcanes cercanos. Me conmueve hasta las lágrimas un paisaje de campo florido, un sembradío otoñal o mis recién descubiertos cañaverales con su verde intenso.

Tal vez sea la década en que vivo, o tal vez sea que antes solía ver estas cosas mucho más en el cine que en la vida real. Es hasta ahora que entiendo lo que alguna vez me dijo Abraham Levy cuando le pregunté si, durante su larga travesía a lo largo del litoral mexicano, en medio de esa soledad de mar y arena, de cielo y agua, no extrañaba su ciudad, sus comodidades, su casa tan seca, su tierra firme. (Nótese que en aquel entonces ésta era una periodista ultraurbana). Me respondió que no. "Al revés, cuando estoy en la ciudad extraño el mar." (Nótese como poco a poco se me va quitando lo ultraurbano).

Amo vivir en este lugar. No dejo de decirlo, pero es que de verdad lo siento: ¡Qué afortunados somos de vivir aquí! Amo vivir rodeada de cielo azul, de bosques cercanos, de parcelas vecinas, de Tepoztecos, Popocatépetls e Iztaccihuatls. Amo que, ahora, cuando mi hijo pequeño me pregunta en su media lengua, "Mami, ¿por qué lloras?", yo pueda responderle: "Lloro de alegría mi amor, por tanta belleza."

 Amo esto, aquí, ahora.

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho tu reflexión. Qué bueno que mi foto te agradó para acompañarla :)

    Saludos!

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  2. crio que se porque es....saludos Lylian....stamos en contacto...

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