Obra pictórica de Wassily Kandinski
publicado en Los lugares imaginarios
Para Miguel Angel y Lorena
por los puentes cruzados juntos
y cada uno por su lado... Aquí seguimos.
Platicando con mi amigo Miguel Angel, cuyos padres están pasando por un difícil proceso de salud, llegamos a esa conclusión: Éste es su tiempo de estar con ellos con el alma y el corazón, de recordar los momentos más gratos, de perdonar los más amargos, de agradecer, de devolver los cuidados que recibimos de niños con humildad y compasión, y finalmente, de despedirse amorosamente, de dejar ir. Y, por difícil que a veces sea verlo, es un enorme privilegio poder acompañar a los padres en ese proceso, un gran regalo que nos da la vida.
Esto me hizo pensar como, los niños y los viejos son los mejores maestros que tenemos en la vida. Especialmente de algunas de las cualidades más difíciles de desarrollar: el amor incondicional, la paciencia, la humildad, la compasión, la gratitud, el desapego, el perdón. Son los dos extremos que, de una u otra forma se unen en algún momento, para completar el círculo de la vida.
Hoy, mis amigos atraviesan ese puente al lado de sus padres, yo atravieso el de la maternidad al lado de mis hijos. Qué afortunados somos los tres, cuánto por aprender, cuánto por agradecer. La vida se manifiesta de todas las formas que caben entre el nacimiento y la muerte. Y eso es digno de celebrarse.
Lilyán, que hermoso homenaje a la vida, porqué al final eso somos. Y si, lo mejor de todo es aprender de los seres que forman parte de nuestra vida, por algo pasan por ella.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande
Creo que nunca nos reponemos de la pérdida de una madre, y en el caso que nos cuentas, debe ser duro no haberte podido despedir de ella.
ResponderEliminarPor mi parte, mis viejos aun están conmigo y yo con ellos. Antiguamente en lo único que pensaba era en salir de la casa materna pero ahora me doy cuenta que es necesario que esté ahí. Nos necesitamos.
Un placer leerte .. como siempre.
Bezozzzz