domingo, 31 de agosto de 2008

Diez kilómetros, un momentum























8 de la mañana
Tras media hora de impaciente espera, se oyó muy a lo lejos el disparo de salida. Un rumor recorrió el río de personas enfundadas en camisetas rojas que hacía parecer la calle de Mississipi un hormiguero humano. Sonó el Himno Nacional. Como siempre me sucede en esos casos, se me hizo un nudo en la garganta que me impidió cantarlo con la entoncación requerida para concurso... ¡Un deleite cantarlo en ese momento! El contingente de Bernardo -el negro-, arrancó unos minutos antes que nosotros allá, muy adelante.
8.12 hrs.
Mi discretísimo chip -lo había olvidado-, se sincronizó con la banda de salida. Corría el tiempo para mi historia personal y mi participación en esta Human Race (Carrera de la raza humana) de Nike.
Km. 1
Se me hizo larguísimo. Entre tratar de que mi ipod sonara (lo había logrado apagar cuando sonó el Himno Nacional), encontrar una canción suficientemente emocionante para el arranque, encontrar mi ritmo de trote, y esquivar a corredores más entusiastas que rebasaban en zigzag (además de esquivar algunos baches en Reforma que amenazaba mis tobillos), el primer kilómetro me costó trabajo.
Km. 2
Me rebazó un corredor sin uniforme, disfrazado de árbol o algo similar, con la cara pintada de verde y una bandera ecologista. Primer shot de inspiración.
Km. 3
Ya iba con más ritmo. Mis canciones favoritas comenzaban a sonar. A mi alrededor otros corredores de experiencia similar me acompañaban sin demasiada prisa, concientes de que ¡todavía nos faltaban 7! La sensación era increíble. La gente en las banquetas aplaudía. Me sentía parte de algo muy importante. Pasé junto a un competidor admirable; un hombre mayor, tal vez de unos 70 años, caminando con gran determinación ayudado por sus dos bastones ortopédicos. Segundo shot de inspiración.
Km. 4
No podía creerlo. Todavía me faltaban 6. Aminoré un poco el paso calculando mis fuerzas. Una exposición de fotografías en la cerca del lado izquierda de Reforma, mostrando personas muy diversas de varios estados de la República, amenizaba mi recorrido.
Km. 5
Medio camino andado. Ya sólo faltaba ¡otro tanto! Vi a unos metros a mi amigo Miguel Angel, portando su banderita del Tibet en la espalda. Hice un intento mental (debo confesarlo, sólo mental) por apretar un poco el paso y alcanzarlo. Pero desistí antes del intento. No quería perder mi propio paso. Un mexicanista con camiseta de la carrera y enorme y precioso penacho nos rebasó como si fuera uno de esos mensajeros que cuentan las leyendas llevaban noticias de Tenochtitlán a sus alrededores. Parecía llevar una noticia importante... se alejó a gran velocidad.
Km. 6
Llegué algo cansada. Comencé a pensar en términos de "Uno más. Con que llegue al 7". Me rebasó echándome porras un competidor minusválido, en su silla de ruedas. Tercer shot de inspiración.
Km. 7
"¡Ya no falta nada!", gritó una chava de voz ronca junto a mí. "¡Vamos, vamos!". Parecía la órden de un general de pelotón, así que apresuré el paso pensando... "Bueno, otro más".
Km. 8
Aquí supe que sí iba a llegar. Ya sólo faltaban 2. Del otro lado del camellón venían todavía muchos corredores que iban hacia el Km. 6. Algunos de ellos empujando carreolas, otros caminando con entusiasmo, otros haciendo un gran esfuerzo. Daban ganas de cruzarse el camellón y acompañarlos con mi frase motorizadora: "uno más amigo, vamos, uno más". Pero resistí el impulso filantrópico y me concentré en mi meta egocéntrica: voy por los 10.
Km. 9
De alguna forma insospechada el volumen de mi ipod había subido (por más que le busqué cómo en el primer kilómetro, no lo había logrado...), lo que fue muy oportuno para acompañarme en este último y alegrísimo kilómetro. Pasamos junto al Castillo de Chapultepec (había que voltear muy forzada la cabeza para verlo, pero no quise perderme la bandera mexicana ondeando como si celebrara nuestra hazaña), junto al enorme edificio del IMSS, y todos nos gritaban desde las banquetas, "¡Ya llegaron! Sí se pudo!". El sol, cómplice, comenzaba a entibiar la mañana, lo sentí cosquillear sobre mi piel. En este punto ya no me sentía tan cansada, tuve ganas de correr más rápido. Aceleré.
9.29 hrs.
Crucé la meta. ¡Diez kilómetros! Otra experiencia nueva para la vida en este momentum que atravieso, a veces incrédula, de tantas novedades que estoy experimentando al interior de mi misma. Esta es más externa, pero tiene significados igualmente profundos y conmovedores. Crucé la meta con otro nudo en la garganta, como cuando empecé la carrera, aunque sin necesidad de Himno Nacional. Me sentía satisfecha, realizada y llena de energía... lamenté que el flujo se detuviera al cruzar la marca de los 10Km, habría querido correr un poco más (sólo un poquito) para ir disminuyendo la velocidad pausadamente y aterrizar con más suavidad al ritmo cotidiano de la vida.

Bernardo (57 min) y Miguel Angel (1.13) esperaban más allá de la meta. Elba (1.20) llegó un poco después. Todos teníamos caras exhaustas, y todos estábamos contentos con nuestros retos personales.

¡Hasta el otro año Human Race! Cuenta conmigo.

P.D. Un guiño amistoso y un saludo para mi inspirador original en estos placeres mundanos de imponerle retos al cuerpo: Luis Guerrero. Nahila, Luis, nos deben una cena cubana. ;-)

3 comentarios:

  1. felicitationes! gracias para su comenta en mi blog :)
    termine los diez kilometros en una hora y 24 minutos. hasta la proxima human race! (tengo fotos de el human race en nueva york en mi blog como fue organisado en mexico?)

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  2. Gracias Nadia. En México estuvo super bien organizado también! Fuimos 25,000 corredores. Fue muy emocionante. Pasaré a ver tus fotos... pero por favor, vuelve a escribirme la dirección de tu blog, porque no la guardé en mis Bookmarks y ya no la encuentro!
    Gracias por visitar!

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  3. Ya te encontré: littlemebigyou.com
    Good new goals! Good luck with that. I'll be trying to improve my time next month, at least some minutes. And definitely, HR 2009 is going to see me again!
    See you soon, I'll keep visiting!

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