lunes, 29 de septiembre de 2008

Decimos adiós, decimos te quiero.


¿Es posible decir adiós en comunión?, ¿cómo se termina una relación como si, en lugar de un fin, fuera un principio?, ¿cómo se dice adiós con genuino amor?, ¿cómo se cierra un ciclo mirándose a los ojos con cariño, sin rencor, y al mismo tiempo con convicción?

Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta única ni correcta. Hay tantas posibilidades como personas viviendo una despedida. En mi opinión se llega a ese lugar tan amoroso, cuando se sabe a ciencia cierta que se ha puesto todo el corazón en cada uno de los intentos, cuando se sabe --tras mucho cuestionarse--, que seremos mejores personas y estaremos mejor cuando hayamos dado la vuelta a este capítulo vital. Cuando es posible compartir largas horas recordando con alegría todo lo bueno del pasado, una buena comida, un buen vino y un platón de amor expresado en el deseo genuino de que el otro sea feliz.

Y todo esto, sabiendo en cada instante que éste es quizás el último brindis mirándonos a los ojos con esa intensidad; que ésta es quizás la última noche de silencios que abrazan; que ese hombre frente a mí buscará, como yo misma, la felicidad por un camino distinto al mío, hoy que nuestro sendero se bifurca y elegimos diferentes direcciones. Y saber que está bien. Que hay muchos caminos hacia la felicidad y que deseo, fervientemente, que en su camino encuentre todos los pretextos para jugar; todos los motivos para sonreir; y que cultive todas las causas de su felicidad.

Decir adiós en paz, es un enorme regalo de amor. Decir adiós cuando aún queda cariño, respeto y admiración, aunque ya no exista un vínculo de pareja, es un privilegio. Es una manera de decir hola a una etapa nueva en donde seguiremos viéndonos con ojos bondadosos y alegrándonos de que al otro, todo le salga bien. Es estar lleno de gratitud por lo compartido y por lo que falta por compartir, y porque sabemos que hoy somos quienes somos, también por lo que hemos sido juntos.

7 comentarios:

  1. Querida Lilyán,
    es curioso, en estos últimos días he estado hablando con amig@s del adiós, y justo yo decía que lo más fácil era separarse en tragedia (jajajaja). Qué alivio que no todos piensan lo mismo que yo!

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  2. Creo que tienes razón. Lo más fácil es hacerlo en tragedia... Se requiere de menos voluntad, de menos convicción... es un meritito acto de impulsividad.

    Lo difícil es encontrar el valor cuando no hay una crisis a punto de hacer estallar una bomba; cuando sólo hay un status quo cómodo y seguro, que podría alargarse indefinidamente sin demasiadas consecuencias... Salvo, ¡claro!, el sacrificio de la felicidad de los involucrados.

    Un abrazo.

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  3. Hay! lilyan que me has hecho llorar con tu escrito! y cuanta razon tienes, es tan facil decir adios con drama, con dolor, con gritos,reproches y pensamos que eso es lo dificil de las despedidas pero no...Es muchisimo mas dificil decir adios cuando el mar esta calmo, cuando en apariencia todo esta perfecto,pero esa es la clase de valentia que nos atemoriza al grado de paralizarnos, lo estoy viviendo y fue tan dificil, pero poco a poco el corazoncito se da cuenta que has sido valiente, honesta y amorosa y que cuando uno actua en esa frecuencia la otra persona no sale lastimada al contrario creo que de energia a energia esto se comunica de inmediato y los acuerdos son amorosos y la despedida es sin drama es sin ese ingrediente picante que siempre le ponemos a la vida, el adios se da con amor y es muy lindo..... muy lindo........ y de que es duro decir adios, lo es y mucho, pero creo que el resultado de actuar con rectitud, con inteligencia espiritual, valentia y con profundo amor al otro, el resultado es siempre positivo para ambas partes.... Saludos .... Aracely de Monterrey

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  4. Aracely,

    Siempre es bueno conocer historias de otras como una, que han trazado el camino hacia sí mismas como precedente para otras, que les pisamos los talones.

    Gracias por compartir con tanta honestidad, reconociendo que ha sido duro -lo intuyo y ya me está doliendo-, pero abriendo el panorama con la luminosidad de la palabra "tiempo" que, como dices, poco a poco va sanando y dando la posibilidad al corazón de darse cuenta.

    Porque no hay de otra: igual que una semilla de manzano sólo puede dar un árbol de manzanas, también una semilla de amor -incluso cuando de despedidas se trata-, sólo puede dar como resultado amor -incluso cuando de vidas separadas se trata.

    Me salpicas de esperanza y te siento como parte de un ejército amoroso de mujeres que avanza a mi lado con sororidad, recargándome el espíritu de valor. ¡Gracias!

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  5. Mi Prietita linda bellísimo, en efecto el amor es la fortaleza que no solo nos sotiene si no nos hace avanzar, y decir adios a todo aquel o aquella con quien hallamos compartido nuestro tiempo y espacio, forma parte de lo que somos.Nunca hay un adiós definitivo, simplemente deja de haber un buenos dias cotidiano, y sin enjuiciar y reconociendo que somos nosotros quienes decidimos en su momento respirar en el mismo espacio compartido, con amor se convierten en un pensamiento que no duele,
    aún, de quien nos han hecho algun daño , algo nos enseño y por lo tanto algo tenemos que agradecer.
    Te quiero muchísimo Papá

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  6. Saludos Dharma

    es posible, no cosa facil, pero posible, spero que tus despedidas <(por que siempre las habra) sean sanas, amigables y con armonia, que te quedes con lo bueno y con paz.

    De paso deseo lo mismo para mi (o no?)

    UN abrazo fuerte y un beso
    A (la grandota)

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  7. Mi querida A,

    ¡Bienvenida a mi Blog! Me dio tanto gusto haberlas alcanzado antes de que desaparecieran de la faz de chilangolandia sin dejar rastro... ¡Justo a tiempo!

    Mucha suerte en su nuevo mundo. La Bella Airosa se rayó con su nuevo par de habitantes que, en breve, se apropiarán de ella.

    Un abrazote amiga... de verdad, me alegra que podamos mantener el contacto por lo menos a través de la Blogósfera!

    Lilyán

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