¿Alguna vez habías pensado que los poetas tienen una misión? A mí no se me había ocurrido. Y ahora que lo sé me pongo a pensar cuál es mi misión cuando escribo poesía, y se me ocurren cosas como: enamorar, seducir, comunicar mis ideas, expresar mis sentimientos, describir lo que veo y me gusta, o encontrar una válvula de escape para la presión de la parte de la realidad que no me gusta. No parece una misión muy acabada. Tal vez debería pensar en una más importante, más rimbombante. Pero debo confesar que, por el momento, esas misiones ¡me encantan!
Escribir para no enloquecer cuando llega el destino,
ser conducto del dios interior que nos dicta sus soles,
manantial de palabras sin dueño que delínean la vida,
caminitos de piedra que llevan al propio rosal sin espinas,
Luz de mar que con ritmo de amar esclarece horizontes,
bendición de tinta china azul con que domas la bestia,
un remanso de paz que se alcanza en el punto final.
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