Carpe Diem.
Horacio
Recoge el día.
Alfonso Reyes
Dediquémonos a reconocer el carácter
tan precioso de cada jornada.
XIV Dalai Lama
La impermanencia es un principio de
armonía. Cuando no luchamos contra ella,
estamos en armonía con la realidad.
Pema Chödron
No hay más digna manera de vivir
que cumplir cabalmente con todos
los instantes de la vida.
Alfonso Reyes
La vida no se ha hecho para
comprenderla, sino para vivirla.
Jorge Ruiz de Santayana
La perfección está en cada instante.
Isha
Ojalá puedas vivir
todos los días de tu vida.
Jonathan Swift
¡Uy! Pero cuánta sabiduría en todas estas frases. Cuánta experiencia de vida, cuánta profundidad de pensamiento, cuánto que aprender. Yo definitivamente sigo en el plano de los aspirantes a aspirantes a aspirantes a aprendices de sabios. Lo intento y lo seguiré intentando, pero la verdad, eso del aquí y ahora no se me da muy bien.
Muestra de ello es mi manía de estar hablando del pasado y pensando en el futuro. Y dejando escapar con ello el instante presente. Bueno, no del todo. Soy capaz de vivir con intensidad el momento, pero mi mente nunca deja en paz el futuro posible, los infinitos caminos hacia adelante, las alternativas inacabables, ¡y la indecisión!
Algo que he notado que me ayuda a estar justo aquí y justo ahora, es correr. No al principio, cuando apenas voy agarrando el ritmo, mi mente viaja a velocidades de récord mundial, y brinca de un pensamiento a otro, de una persona a otra, de una situación a otra, de un tiempo a otro. Pero después, cuando el esfuerzo comienza a ser más arduo, mi mente empieza a bajar el ritmo, por mi necesidad de concentrar la energía en lo que necesito para seguir adelante. Y cuando el esfuerzo se vuelve un reto franco, cuando la concentración unipuntual en la respiración y las zancadas es indispensable para continuar, entonces estoy en ese aquí y ahora... ¡es toda una experiencia! Mi cabeza se para, ¡hay silencio! Escucho sólo mi respiración y los latidos de mi corazón. Y a veces también mi propia voz échandome porras a mi misma: ¡Vamos! ¡Otro poco! ¡Vamos por uno más! ¡Sí podemos!
Se siente bien.
Hoy platiqué con mi amigo Luis sobre esto, y me decía que para él correr era sinónimo de libertad. Que cuando corría, y escuchaba ese silencio, y escuchaba a su cuerpo, y lo dejaba ir al ritmo que quisiera, por el tiempo que quisiera (Corre tiempos inauditos. En enero, por ejemplo, participará en una carrera de 160 Km., que piensa hacer en 17 horas ¡seguidas! Sin detenerse ni para dormir, ni para comer), experimentaba la libertad. Por eso le gusta correr solo, y sentir sólo su propia compañía -bueno, acepta otras dos compañías, la de su perro Matías, y la del bosque.
Otra experiencia que genera ese estar aquí y ahora por excelencia es la meditación. Pero ése, es otro de mis retos pendientes en la vida. ¿Será que algún día logre meditar? Hasta hoy, lo he logrado en ocasiones aisladas, y han sido experiencias extraordinarias. Pero únicas. Normalmente, si me siento a meditar, cuando mi cuerpo siente que bajo el ritmo, aprovecha ¡y se duerme! Y bueno, tal vez en ese momento también esté aquí y ahora... ¡pero no me doy cuenta! Así que eso, no vale.
En todo caso, me gusta mucho tener en la mente la meta de vivir intensamente el momento presente, de hacerlo mío y, sobretodo, de disfrutarlo. ¡Carpe Diem! Seguiré en el intento.
Horacio
Recoge el día.
Alfonso Reyes
Dediquémonos a reconocer el carácter
tan precioso de cada jornada.
XIV Dalai Lama
La impermanencia es un principio de
armonía. Cuando no luchamos contra ella,
estamos en armonía con la realidad.
Pema Chödron
No hay más digna manera de vivir
que cumplir cabalmente con todos
los instantes de la vida.
Alfonso Reyes
La vida no se ha hecho para
comprenderla, sino para vivirla.
Jorge Ruiz de Santayana
La perfección está en cada instante.
Isha
Ojalá puedas vivir
todos los días de tu vida.
Jonathan Swift
¡Uy! Pero cuánta sabiduría en todas estas frases. Cuánta experiencia de vida, cuánta profundidad de pensamiento, cuánto que aprender. Yo definitivamente sigo en el plano de los aspirantes a aspirantes a aspirantes a aprendices de sabios. Lo intento y lo seguiré intentando, pero la verdad, eso del aquí y ahora no se me da muy bien.
Muestra de ello es mi manía de estar hablando del pasado y pensando en el futuro. Y dejando escapar con ello el instante presente. Bueno, no del todo. Soy capaz de vivir con intensidad el momento, pero mi mente nunca deja en paz el futuro posible, los infinitos caminos hacia adelante, las alternativas inacabables, ¡y la indecisión!
Algo que he notado que me ayuda a estar justo aquí y justo ahora, es correr. No al principio, cuando apenas voy agarrando el ritmo, mi mente viaja a velocidades de récord mundial, y brinca de un pensamiento a otro, de una persona a otra, de una situación a otra, de un tiempo a otro. Pero después, cuando el esfuerzo comienza a ser más arduo, mi mente empieza a bajar el ritmo, por mi necesidad de concentrar la energía en lo que necesito para seguir adelante. Y cuando el esfuerzo se vuelve un reto franco, cuando la concentración unipuntual en la respiración y las zancadas es indispensable para continuar, entonces estoy en ese aquí y ahora... ¡es toda una experiencia! Mi cabeza se para, ¡hay silencio! Escucho sólo mi respiración y los latidos de mi corazón. Y a veces también mi propia voz échandome porras a mi misma: ¡Vamos! ¡Otro poco! ¡Vamos por uno más! ¡Sí podemos!
Se siente bien.
Hoy platiqué con mi amigo Luis sobre esto, y me decía que para él correr era sinónimo de libertad. Que cuando corría, y escuchaba ese silencio, y escuchaba a su cuerpo, y lo dejaba ir al ritmo que quisiera, por el tiempo que quisiera (Corre tiempos inauditos. En enero, por ejemplo, participará en una carrera de 160 Km., que piensa hacer en 17 horas ¡seguidas! Sin detenerse ni para dormir, ni para comer), experimentaba la libertad. Por eso le gusta correr solo, y sentir sólo su propia compañía -bueno, acepta otras dos compañías, la de su perro Matías, y la del bosque.
Otra experiencia que genera ese estar aquí y ahora por excelencia es la meditación. Pero ése, es otro de mis retos pendientes en la vida. ¿Será que algún día logre meditar? Hasta hoy, lo he logrado en ocasiones aisladas, y han sido experiencias extraordinarias. Pero únicas. Normalmente, si me siento a meditar, cuando mi cuerpo siente que bajo el ritmo, aprovecha ¡y se duerme! Y bueno, tal vez en ese momento también esté aquí y ahora... ¡pero no me doy cuenta! Así que eso, no vale.
En todo caso, me gusta mucho tener en la mente la meta de vivir intensamente el momento presente, de hacerlo mío y, sobretodo, de disfrutarlo. ¡Carpe Diem! Seguiré en el intento.
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