Hay momentos decisivos en la vida; coyunturas que nos obligan a tomar un rumbo y renunciar a otro; instantes en que, uno sabe, estamos haciendo historia, definiendo la vida. Y creo que este dichoso barrio, el de los 40 y sus alrededores, está repleto de estos parteaguas.
El otro día platicaba con mi amiga Lorena sobre esto. Decíamos que lo bonito de esta edad, es que nos sentimos plenas, llenas de vida, de energía, de fuerza, de ánimos para hacer cosas nuevas, para trabajar con ahínco, que estamos en un momento muy productivo de la vida. Y que además, tenemos ya suficiente experiencia de vida como para tomar mejores decisiones, tener más aciertos, menos fracasos, aplicar lo aprendido de los errores del pasado, y aspirar con más viabilidad a ser felices.
Esta noche, necesito invocar a toda esa sabiduría que teóricamente he adquirido en cuatro décadas... ¿Dónde estará?
Invocarte
Necesito invocar a la montaña,
a la fuerza interior
y a la de los temblores.
Necesito invocar al mar,
a la fuerza de sus huracanes,
llenarme por dentro y desde ahí
de la energía que mueve a los planetas... (lee el poema completo aquí)
Lilyán, el barrio de los 40 da el conocimiento de haber vivido por muchas etapas de nuestra vida, hoy puedo voltear y verme a los 20, a los 30's y se que soy mejor ser humano en este barrio de los 40.
ResponderEliminarNo busco la paz, la no busco la conciencia de la sabiduría, solamente la recibo con más placer. ¿Para que buscarla? Ahí esta, solo dejate llevar, es lo bueno de estar en este barrio, nadie más que tu sabe que piedritas tiene en el zapato, y nadie más que tu sabe lo que es vivir tus alegrias.
Gracias por el poema, y gracias por seguir corriendo, no pares
Un abrazo
Menospausas