Vida y amor

¡Cuánta alegría puede darle al corazón la noticia de un bebé en camino! Especialmente cuando ese bebé es deseado; cuando sus padres están emocionados con su llegada, y por ello mismo se enamoran todavía más; se maravillan ante el milagro del que están siendo partícipes; le dan la bienvenida a la vida, y al amor.

Eso me hizo sentir, en este día en que mi ánimo ha andado un poco andrajoso, la noticia de la próxima llegada del bebé de mi amigo C y su esposa V, en Argentina (C, si no te importa salir del anonimato, dime para poner aquí tu nombre). Conozco poco a C, muy poco de hecho. Nos conocemos sólo por eventuales intercambios de saludos, opiniones y reflexiones sobre la vida y el mundo a través de la cajita de diálogo de gmail. Pero por alguna causa, C me inspira confianza, y me da la impresión de ser un hombre alegre y bueno. A menudo, tanto en su blog, como en su conversación, hace referencia al amor y la lealtad como cosas que valora. Y eso me hace valorarlo a él.

¡Enhorabuena C y V! Me alegra mucho saber, desde este distante país, la buena noticia de que pronto serán una familia de tres. Desde acá, reciban mis mejores bendiciones y oraciones para que su hogar pronto esté lleno de la vida y la alharaca que le otorga un bebé a una casa.

En el barrio de los 40, un bebé suele ser cosa lejana. Pero no en mi casa, en donde mi hija mayor y yo tenemos la bendición de una vida aún llena de inocencia que nos mira desde sus ojos profundamente buenos y que alegra nuestros corazones con su risa de cascada... pero, sé lo que les digo: ¡DUERMAN AHORA QUE PUEDEN!