¿Para qué llega cada persona a nuestra vida? En muchos casos, eso es un misterio insondable. ¿Para qué llegamos nosotros a la vida de otras personas? Ese misterio podría ser más fácil de descifrar. Para amar. Hay ocasiones, en que se siente muy claro que ese objetivo se cumple entre dos seres. Hoy, cuando nuestras miradas se cruzaron, tuve esa certeza en mi alma, Renato.
Llegaste a mi vida hace dos años. Y desde el minuto cero nos amamos. Tu carita ha cambiado en este tiempo, has crecido de manera impresionante. Pero tu mirada sigue intacta, transparente, profunda y, en ocasiones, pícara. Chiquito, sé que tienes toda una vida por delante, y mi deseo es acompañarte todavía muchos años, pero hoy, hace un ratito, cuando tu mirada me miró sonriente, y la mía te abrazó con todo el amor del mundo, tuve la sensación de que nuestro encuentro había cumplido su misión: amarnos.
Ahora, habrá que renovarla indefinidamente...
¡Feliz Cumpleaños!
CIGÜEÑAS
ResponderEliminar[A Renato en su cumpleaños 2]
¿Cómo inician los cuentos, Renato?
Bueno, sí tú aún no lo sabes y yo me
dedicó a escribir poesía, entonces te
haré un cuento en versos:
Una vez dos cigüeñas partieron de
allá, donde dos corazones sembraron
en un solo esbozo el umbral de tu vida.
Ambas cigüeñas subieron al cielo
oscilando sus cantos y en ellos tu risa.
Pero las dos supusieron que la otra
cigüeña sabía de memoria el lugar de
la entrega.
(Sólo a ti te lo digo, Renato, las
cigüeñas suelen viajar siempre solas)
Y por ese motivo, confiadas fielmente
la una en la otra, frenaron su vuelo en
las nubes y te adiestraron a hacer figuritas
con niebla de nubes. Una de ellas tomó
de tus manos y te enseñó a cincelar tus
futuros juguetes. La otra cigüeña encontró
plastilina estelar que al instante cedió a
tus creaciones. Fraguaste cigüeñas y luego
más nubes, luego decenas de formas y mil
garabatos. Ellas trazaron tu rostro y la faz
de tu risa, también intentaron formar sin
lograrlo el perfil de tu eco. Y es que tú
balbuceabas contento el sonido del aire.
Una, la que siempre cargaba contigo, dobló
enteramente su pico al querarse dormida,
y tú, niño al fin, le arrojabas gozoso los legos
de bruma que habías esculpido.
Después se escondieron de ti pretendiendo
jugar escondidas, pero tú vislumbrabas sus
picos y en ellos la dama de luz conteniendo
su risa. Ella guiñó su mirada en la tuya y se
unió al regocijo. Súbitamente un suspiro
pidió unirse al juego. Ese suspiro venía desde
abajo, de allá de la tierra donde un ser humano
anhelaba tu aroma.
El viento alejaba las nubes, la luz coqueteó con
un prisma y siguió su arco iris diciéndote adiós
con sus ojos de estrella.
Tú te dormiste arropado en sus alas y así,
continuaron su viaje.
Volaban contentas, una contigo pendiendo de
un hilo y la otra arrullando tu sueño con cantos
que el aire atoraba en su pico.
Pronto encontraron que estaban volando sin
rumbo, pero era imposible volver, las cigüeñas
adultas conocen muy bien que al volver, la
criatura en su alforja de pronto se esfuma y no
hay forma de hacer otra igual o encontrar su
guarida.
Pero no se asustaron, no se culparon la una a la
otra, porque la otra cigüeña, la que viajaba sin
bulto, la que arrullaba tu sueño, portaba en su
pico una brújula mágica.
Y ella, feliz de tener ese avío de esperanza,
apuntó en dirección al suspiro que antes había
aterrizado en sus juegos.
Apuntó exactamente a una estrella en la tierra,
apuntó a un corazón de poeta,
apuntó a una mamá que esperaba con ansia
abrigar con sus brazos tu aroma, tu risa, y el
fardo total con tus años enteros.
Fausto Vonbonek
desde el punto de vista literario hermoso!!!
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