lunes, 2 de julio de 2018

49

Cuarenta y nueve


Lomas de Cocoyoc, martes 3 de julio de 2018.

Progresivamente

El día de hoy estrené mis lentes progresivos. Me gusta utilizar lentes porque no tengo que fruncir el ceño para leer; he descubierto que es un gesto muy cansado. También me gusta usarlos porque, en las fotos, me tapan un poco las ojeras. En realidad, siempre me gustó usar lentes, desde que ni los necesitaba, pensaba que me daban un aire interesante, intelectual...

¿Para cuándo?

Fui muchas veces "al oculista" de los veinticinco en adelante, con la esperanza de que detectaran que ya tenía que usarlos para leer. Pero no fue sino hasta los 40, sí, justo a los 40, cuando finalmente empecé a estirar los brazos para enfocar mi lectura. De ahí hasta ahora, no me he separado de ellos, y están cada vez más presentes en mi vida.

Esta tarde la oftalmóloga, de hecho, me dijo que lo ideal sería que no me los quitara más que para dormir (y para bañarme, sugirió Sabina, mi hija).

Coincidecias

La coincidencia es bonita. También el día de hoy, es el día que cierra mi década de "los cuarenta". Estoy cumpliendo cuarenta y nueve. Por suerte este blog que comencé hace diez años, en mi cumpleaños 39, incluye la frase "y sus alrededores", de manera que aún me queda un año para registrar en él la experiencia de estos diez años tan intensos y determinantes en mi vida.

Haciendo historia

Comienzo esta nueva vuelta al sol en un día histórico para México. El 1º de julio fueron las elecciones más grandes de la historia de México, y por primera vez, la alternancia la ganó la izquierda. Una ideología con la que siempre me he identificado, por su vocación social y su espíritu de utopía; por su naturaleza incluyente y su talante humanista. La verdad es que me emocionó ver que, finalmente, la alternancia se consolidó en este país que tuvo durante tantos años, lo que algunos historiadores llamaron la dictadura perfecta, partidista; esta alternancia comenzó su historia por la derecha, sin mucho éxito, y ahora, está teniendo lugar en la dirección contraria: la izquierda.

Polarización

Lo doloroso del proceso es la polarización social que se siente en este momento; lo positivo: que cada vez más de nosotros cobramos conciencia de que los cambios que queremos para nuestro país no vendrán de arriba, sino de nuestra propia capacidad de comprometernos a volvernos ese cambio tan deseado, de participar en él con responsabilidad y perseverancia. Estoy consciente de que hay muchas opiniones diversas sobre el presidente electo y su partido; miedo en algunos sectores; franca aversión en otros. Y mi deseo es ser un agente de paz y de unión en mi entorno; porque yo me siento así: serenamente emocionada y con ganas de hacer mucho por el presente y el futuro de este México que me cobija, a mi y a los que amo.

Transformación

El asunto es que los cambios no se dan de la noche a la mañana. Suceden poco a poco, casi imperceptiblemente, a lo largo del tiempo que va corriendo. Y esto ocurre así tanto en los países como en las vidas personales. Lo he atestiguado con la mía, por ejemplo.

De aquél 2008 en que comencé mi blog a este 2018 mi vida ha dado un giro de 360 grados. Baste decir que en aquel entonces me sentía sin rumbo y absolutamente vulnerable. Hoy, camino con dirección y me siento valiente -sin necesidad de que nadie me lo diga.

La vida no es perfecta sino apasionante. Su constante movimiento la hace maravillosamente impredecible y a nosotros nos va fortaleciendo ante la incertidumbre.

Hacia adelante

Hoy me siento llena de confianza en ella, en la vida, que me trata siempre con amorosa benevolencia. Mi vida dista mucho de ser perfecta, pero está llena de muchas bendiciones de todos tipos, especialmente algunas que tienen nombre propio: Mario, Sabina, Renato, Alejandra, Bernardo.   Aquí, en la línea de salida de mis segundos cincuenta, lo que más quiero es decir gracias y sonreír en silencio.










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