sábado, 31 de mayo de 2008

Rocambolesco


Llego a la meta

tus pasitos tras de mi

me trae el viento


Suena a rock and roll, a chuza de boliche, a bombos y platillos. Suena alegre, divertido y ruidoso. Me gusta la palabra rocambolesco. Recién la descubrí hace unos días, y decidí guardarla para  hoy, anticipando que sería un día que le quedaría perfecto a la palabra... No me imaginaba cuán bien le iba a venir.

Corrimos por Africa... ¡fue toda una experiencia! Desde la noche anterior empecé a sentir el revoloteo en el estómago --y no sólo en sentido figurado--. Esta mañana amanecí con algo entre emoción y terror alojado en un lugar indefinido de mi pecho. Bernardo estaba cool, como si nada. Así que puse cara de circunstancia, aunque mis repetidas ganas de ir al baño me traicionaban. Por fin, llegamos a C.U., nos formamos en dos contingentes distintos: Sabina y yo en el segundo contingente, el femenil libre, después del de la caminata amistosa. Bernardo y Renato en el varonil. Tras un emocionante Himno Nacional y el infaltable Goya, se oyó un primer disparo, salieron los caminantes; segundo disparo, arrancamos en la última fila Sabi y yo, a paso vacilante. Tercer disparo, escuchamos como si una manada de búfalos se acercara inmisericorde. Y así, casi como si fuera una broma del organizador que SÓLO nos dio diez minutos de ventaja, comenzaron a pasarnos los primeros concursantes masculinos a toda velocidad. 

Como al kilómetro, Sabina no podía más. Se quejaba de que le dolía el hombro derecho; la lengua de fuera delataba su agotamiento. En unos minutos nos alcanzaron Bernardo y Renato a paso de carreola-fórmula-uno. Sabina se les unió y, amablemente, bajaron la velocidad en solidaridad. Así, Ber me apoyó para que me enfrentara a esta prueba personal sin preocupación. Emocionada, aceleré hasta alcanzar mi paso de tortuga estable. 

Primera pendiente hacia arriba: el ritmo se volvió más bien como de gusanito medidor, pero no perdí el ánimo. Primera pendiente hacia abajo: aproveché para recuperar segundos perdidos tomando gran velocidad. De nuevo terreno plano: mi corazón acelerado a todo lo que daba me indicó que era mejor mantener el paso de tortuga estable o no iba a llegar.

Tres kilómetros y medio: ¡regalaban aguita embotellada!, ¡qué delicia! Más bien quería echármela encima, pero me dio cosa que me diera tos. Luego me acordé del dolor de caballo de hace dos días por andar hidratándome de más en pleno entrenamiento, así que sólo me atreví a darle dos traguitos, y luego cargué mi botellita llena hasta el final. Casi todos los competidores se tomaron el fresco líquido de un trago y aventaron el envase descuidadamente sobre la pista. A mí me dio remordimiento ecologista, así que decidí correr con una pesita acuosa para entrenar el músculo del conejito derecho, izquierdo, derecho, izquierdo.

Otra subidota, junto al campo de béisbol. El chavito que iba enfrente de mi se detuvo a punto de desfallecer. Aproveché que no iba a ser la única desmayada para bajarle a TODA mi potencia y caminar como un minuto para recuperarme. "Échenle ganas, ya casi llegan" nos gritaban los organizadores. Ahí voy otra vez, "A la carga mi tortuga..." Pasamos el gimnasio, el campo de lanzamiento de martillo y empezamos a bajar... ¡qué descanso! Sentía que el corazón ya no me daba para mucho... Desde un puente empezaron a aplaudir y a echarnos porras... "¡Animo, ya llegaron!". Vi a unos cuantos metros la puerta 8. Por ahí dijeron que íbamos a entrar.... ¡ya llegué!, pensé. Así que saqué la energía sobrante para hacer mi ya muy ensayado sprint final. Crucé la puerta ocho a paso largo y pronto, casi me iba de boca pues... pero qué importaba, ya era el último jaloncito. O eso creía: al cruzar la puerta ocho me encuentro una flechita hacia la pista de atletismo del mismísimo Estadio Olímpico: ¡¡¡todavía faltaba darle una vueltita!!! La META se veía como un espejismo escurridizo, allá, aaaaalllááááá en el horizonte. Dale pues, que ni modo que a estas alturas te rindas. Un último empujón. ¡Va por Tíbet!

Vi de lejos un cronómetro... y mi récord escapándose: 30.55, 30.56, 30.57  Apreté el paso, y sin público ni testigos conocidos, crucé la meta a los 31.10 pensado en mi amada Sabi. Si alguien hubiera deseado que me viera cruzar la meta, era ella. A ella quería darle un ejemplo de que todo lo que uno se propone -por improbable que parezca- se puede lograr. ¡Qué felicidad! ¡La terminé yo solita! Y eso también quería que lo supiera ella. Muchas, muchas cosas en la vida se pueden lograr por una misma. Con el apoyo de quienes nos aman, claro está, pero con un esfuerzo propio, personal. Como un recordatorio de la realidad que tan bien describía Virginia Woolf: el hecho de que "no hay un brazo del cual aferrarse, sino de que vamos solas y de que nuestra relación es con el mundo." Una lección para mí misma también. Me siento MUY FELIZ.

Al poco rato entraron mis amores: Sabina en primer lugar, con la melenita volándole al aire y a toda velocidad; Ber empujando la carreola con Renato totalmente cuajado, apenas atrás de ella. Dieron la vuelta al Estadio Olímpico y cruzaron la meta a los 41 minutos. No sé qué era más notorio, si la cara de agotamiento o la expresión de incredulidad de mi chiquita, quien recibió orgullosísima su medalla de participante.

¡Gran mañana!

Y digo gran mañana, porque el día no acabó ahí. Bernardo prosiguió a echarse 2 horas de bicicleta de ruta, ¡porque le hacía falta hacer su ejercicio del día! Mientras, los niños y yo hicimos algunos pendientes de la casa.  Por la noche fuimos a la presentación del nuevo disco de Susana Harp, Fandangos de ébano, en el Teatro de la Ciudad.

El concierto estuvo precioso. El rescate de la música afromexicana verdaderamente excepcional, todo iba perfecto hasta que, repentinamente, nos pidieron desalojar el teatro. Hubo una amenaza de bomba. Todos desconcertados salimos a la calle mientras veíamos a la policía entrar apresuradamente a revisar el inmueble. Nos quedamos con ganas de escuchar la última chilenita de Álvaro Carrillo, pero aliviados de que al parecer fue sólo una falsa alarma...

Lo que es una verdadera lástima, es que este tipo de contratiempos han dejado de ser excepcionales en nuestro México. Esta clase de amenazas --por fortuna en la mayoría  de los casos falsas alarmas-- se han recibido en el WTC, en la Catedral, en centros comerciales, y en muchos otros lugares. Hace apenas tres semanas desalojaron el edificio, de 25 pisos, donde trabajaBernardo, en Santa Fe. Ojalá que no nos acostumbremos a vivir así... Es tan necesario ya que conquistemos el estado de derecho en nuestro país...  Y ahí sí no hay de otra, hay que empezar  por nosotros, en la escala más pequeña. Sólo podemos exigir de los demás lo que nosotros damos, y eso incluye la honestidad que pedimos a nuestros gobernantes; la aplicacióny el cumplimiento de la ley para evitar que nuestra seguridad esté amenazada constantemente.

Ahí mismo, mientras esperábamos frente al Teatro de la Ciudad a que nos dijeran si podíamos volver a entrar para terminar de escuchar el concierto, los vendedores de CDs piratas hicieron su agosto vendiendo "lo último de Susana Harp". Por un lado quejándonos de la inseguridad y por otro fomentando el crímen organizado... ¡qué incongruencia!

En fin... ¡Vaya día! No podemos decir que no fue rocambolesco.

rocambolesco, ca
 adj. Se dice de las acciones audaces, apasionantes, espectaculares e inverosímiles.

elmundo.es diccionarios

2 comentarios:

  1. Acabo de escuchar el disco “fandangos de ébano” de Susana Harp , y la verdad es que varios temas toman mucho de los arreglos e instrumentación del landó afroperuano y la marinera peruana. No se parace, el sonido de los “arreglos” es casi igual. No sé hasta qué punto esto de las no-fronteras de la música sirve para presentar el trabajo de décadas de desarrollo musical afroperuano, como propio

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  2. Anónimo,

    Gracias por tu visita y tu comentario. La verdad es que no soy, en absoluto, una experta en el tema de la música, los arreglos y lo afro-latino... No obstante, tu comentario me hace pensar que tal vez las raíces compartidas hagan que la música con raíces africanas que se desarrolló en nuestros países tenga mucho en común... al final, no hay nada nuevo bajo el sol.

    Con todo gusto te doy la página web de Susana Harp, para que le hagas a ella tu comentario. Estoy segura de que será de su interés y que tendrá algo que decir al respecto. Tal vez de ello resulte un intercambio de ideas y experiencias enriquecedor para ambos. Aquí puedes encontrar su url: www.susanaharp.com

    Saludos cordiales.

    Lilyán

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